Nací en Madrid porque hay que nacer en algún sitio y viví allí
toda mi infancia y adolescencia hasta cumplir los 33. Todo este tiempo, forja
una forma de entender la vida y da forma a tu modo de ver las cosas dependiendo
de los acontecimientos que van grabando en tu personalidad las alegrías y las
penas, lo bueno y lo malo y en definitiva, todo lo que te hace ser mejor o peor
que los demás.
Fernando Mora, antigua calle del Gallo, esquina con la Vía
Carpetana, antigua Avenida de las Ánimas, es donde viví todos esos años. La Vía
Carpetana, nace justo en el Hospital Militar Gómez Ulla, junto al metro de
Carabanchel y termina en el río Manzanares, lugar en el que se alza el
imponente pero coqueto estadio Vicente Calderón.
La forma de llegar al Calderón desde Carabanchel y otros
barrios del sur como Aluche y pueblos cercanos como Móstoles, Fuenlabrada,
Leganés, etc. es recorriendo la Vía Carpetana pasando a mitad de recorrido por
mi casa y por la Ermita del Santo, la de San Isidro que es el patrón de esta
ciudad.
Testigo de infinidad de fines de semana en los que el
Atlético jugaba en casa sus partidos le liga, cuando la hinchada
rojiblanca desfilaba en sus seat 124,
los renault 8, y poco más ya que entonces habían muy pocas marcas y contados
modelos de coche, ondeando sus banderas bicolor y haciéndose notar tocando
insistentemente el claxon con gritos de "aúpa atleti".
Los bares eran testigos de infinitas discusiones entre
seguidores del Madrid y del Atlético bajo las dos fotos de la alineación de
ambos equipos que de forma diplomática colgaban los dueños de lo bares para que
ningún aficionado se sintiera mal y decidiera marcharse la bar de al lado a
tomarse su sol y sombra y encender su
Farias unos momentos antes del partido.
En mi mente se fueron marcando esos colores rojo y blando en
forma de rayas. No se, eran más simpáticos y menos estirados que los del Real,
siempre se decía que era el equipo del obrero. Posiblemente sentía empatía por
el más débil.
No soy aficionado al denominado deporte rey, de hecho, no entiendo
prácticamente nada de fútbol, pero siento una gran afinidad a esos colores y su espíritu y eso que no faltó empeño por
parte de mi tío Rodolfo en hacerme hincha del equipo, algún año me hizo socio
de esa santa casa y pude ver más de un partido con Gárate, Ufarte, Luis, Rodri
y yo que se cuantos jugadores que han hecho historia en este equipo.
Cada triunfo del equipo, se saboreaba de una forma muy
especial entre los aficionados, si es cierto que se sufre mucho siendo del Atlético,
pero también es cierto que tienen un gran palmarés en sus vitrinas y aunque de
forma muy espaciada en el tiempo, van cayendo para regocijo de Neptuno que de
vez en cuando se une a la celebración.
Posiblemente sea esta una forma un tanto rebuscada de meter
en este blog dedicado al diseño el triunfo del Atlético de Madrid pero
realmente, el poder de los colores y de los escudos, que no dejan de ser
logotipos, es muy fuerte y como cualquier diseño gráfico y acción de branding,
socava en nuestra mente hasta hacerlo parte de nosotros.
Hoy recuerdo a mi hermano Ramiro. Era un aficionado
incondicional de su Atlético. Vivió esos colores como el que más y me gustaría
pensar que de alguna manera sigue sintiéndolos.