lunes, 23 de diciembre de 2013

ANTONIO EL SABIO



Llegaba al Museo Municipal de la plaza del Altozano en Albacete a eso de las diez de la mañana en un día especialmente frío y triste ya que tenía demasiado cercana la pérdida de mi hermano.

Con las dos manos ocupadas con el material necesario para pintar, me cruzaba el ascensor con Rosana, una chica de Cartegena y con Jesús, un antiguo compañero de la Diputación de Albacete. Subimos a la primera planta del museo y vimos un montón de caballetes apoyados en una pared y nos dispusimos a dejar todos los bártulos en el suelo. El comentario de los tres que llegamos primero fue el mismo, esa noche no pudimos dormir de los nervios, no todos los días conoces a un artista de la talla de Antonio López y mucho menos para darte un curso de pintura y arte.

Casi no nos dio tiempo a dejar el material en el suelo cuando escuchamos las voces de un grupo de cuatro personas que irrumpía en la planta y fue entonces cuando una figura menuda y muy sonriente se acercó a nosotros decididamente y nos dijo —Hola, qué tal estamos — Por supuesto no hizo falta que nos presentasen, se trataba del mismísimo Antonio López en persona quien dio dos besos a la chica y a nosotros nos dio un firme apretón de manos. Nos quedamos sin palabras, teníamos delante a toda una leyenda viva, al mejor pintor vivo de España, a alguien que sin duda formará parte de la historia del arte en nuestro país y en todo el mundo. El maestro notó nuestra reacción y nos regaló una gran carcajada que nos pareció sincera, normal, como la que daría cualquier persona nacida de madre.

Acompañado por Luis Mayo, pintor de renombre y profesor de la Complutense de Madrid para llevarle su agenda y ayudarle en talleres y montajes, se puso de inmediato a organizar el taller. En el centro de la sala había un pedestal en forma de cama con unos cojines que enseguida intuimos que era para la modelo. Ya estábamos todos los asistentes al taller y nos indicó que colocásemos los caballetes alrededor.

En distintos puntos de la sala, dispuso unos cajones de madera en los que fue colocando todo tipo de alimentos para crear los distintos bodegones. Esto ya era una lección, colocaba de una forma peculiar tanto flores como frutas, hortalizas y huesos de jamón, frutas y botellas de agua mineral, en definitiva, un montón de cosas de grotesco parentesco buscando combinaciones casi acrobáticas. Fue un auténtico lujo ayudar al maestro a colocar los distintos elementos donde nos indicaba, a desmontar y volver a montar de diferente forma las composiciones hasta llegar a un resultado sorprendente que jamás habríamos pensado nunca.

               

                             

Transcurrieron los cinco días en un constante ir y venir a los caballetes para dar indicaciones, corregir la mayor parte de las veces e incluso a desmontar completamente un cuadro para hacerte pintarlo de nuevo. No dábamos a basto, queríamos escuchas las correcciones que le hacía a casa alumno para aprender lo máximo posible y entre medias, los alumnos le llevaban trabajos que habían realizado durante su vida para escuchar sus críticas sinceras, en ese sentido no tenía piedad, lo que no le gustaba lo decía y lo que si también. De vez en cuando surgían charlas largas e intensas sobre arte y artistas, sobre la vida, sobre los sentimientos, y pudimos comprobar los altísimos conocimientos del maestro. Antonio López es un sabio, un saco de sabiduría abierto para quien le escucha.




Yo se perfectamente, y eso es bueno, que no tengo el talento suficiente para dedicarme al arte. Como Antonio López dice, no hay nada peor que equivocarte al creer que eres artista y dedicarte a ello, el zapatazo puede ser estrepitoso y terrible. Lo que si se es que soy diseñador gráfico y que un taller de este tipo me enriquece profundamente tanto profesional como humanamente. De todas formas me armé de valor y decidí enseñar al maestro mi libro de cómics "Urbe 39.00 N 1.52 O". Por supuesto le comenté que no se trataba de material pictórico y tras explicarle la técnica empleada y el trabajo con actores, le pedí su opinión en cuanto a composición y en definitiva de la parte artística del libro. Como siempre nos sorprendió a todos, detrás de un hombre de 78 años que se dedica a la pintura realista, vimos su capacidad crítica de cualquier tipo de manifestación artística y tuve la enorme suerte de gozar de su bendición. Le pareció un trabajo interesante y me expresó una gran admiración. —Que diga eso Antonio López...— Le comenté, a lo que respondió con una de sus peculiares carcajadas. La emoción se alojó en mi pecho y ese día fui incapaz de dar una sola pincelada y casi no comí. Lo siento, solo soy un simple mortal.

Cinco días con Antonio López y con veintiséis compañeros de diferentes nacionalidades son tan intensos, tan mágicos, tan interesantes que al terminar el taller sentía como si los conociese de mucho tiempo y al despedirme de ellos empecé a sentir cierta nostalgia.


sábado, 30 de noviembre de 2013

SOBERBIO DISEÑADOR vs DISEÑADOR CON SOBERBIA




Bueno amigos, al hilo del comentario anterior, el de ARTE vs DISEÑO GRÁFICO, creo que ha quedado clara cual es mi opinión al respecto.

Cuando un diseñador puede expresarse de una forma creativa en un encargo, es conveniente tener en cuenta que lo que vamos a hacer, aunque sea creativo y con nuestro toque personal de artista, va dirigido o intenta representar a una persona o empresa en concreto. Tenemos que poner toda nuestra creatividad e ingenio al servicio de alguien que confía en nuestro trabajo creativo y él nos debemos.

En el mundo de la decoración ocurre exactamente lo mismo que en el del diseño gráfico, cuando se recibe un encargo como por ejemplo la decoración de la central franquiciadora de una marca, tenemos que pensar creativamente en la mejor solución para un determinado producto o servicio y siempre pensando en la rentabilidad de de la decoración e imagen para la empresa. Tenemos que hacer un ejercicio de empatía para que tanto el cliente como el público objetivo se sientan a gusto con el resultado.

Yo se, porque a mí me pasa, que molesta mucho cuando alguien le pone algún pero a nuestro trabajo y nos duele profundamente una observación negativa de lo que hacemos y no lo tomamos como algo constructivo.

Imaginemos que le encargamos a un decorador la decoración de nuestra casa. Confiamos en un profesional concreto por su reputación creativa. El decorador realiza su trabajo muy a su gusto y con una exquisita terminación en la que ha tenido en cuenta hasta el mínimo detalle, incluidos los adornos y complementos de objetos que dejan mucho de su personalidad.

A la entrega del trabajo, nos encontramos en un sitio idílico muy bien decorado pero con una ausencia total de nosotros, de nuestros gustos, de las figuras u objetos que adquirimos en un viaje concreto en una determinada época que nos marcó y en definitiva, ausencia de hogar. El decorador es bueno, ha plasmado mucho de él pero sin pensar en ti. Al entrar en mi casa, se tendría que notar que en ella vivo yo y no mi decorador.

         
             Decoracíón de interiores en mi opinión preciosas pero impersonales.


No pasa nada por preocuparse del cliente, en realidad, eso es lo difícil y realmente creativo, adaptarse a mil materiales, estilos y tendencias, eso nos hace ser más grandes y competitivos. ¿No os parece que hacer siempre lo mismo en realidad no es estilo? ¿No podría ser que realmente no sabemos hacer otra cosa?

Escuchemos las sugerencias del cliente. Por supuesto que no tiene por qué saber nada de diseño, pero tengamos en cuenta su conocimiento del producto y dejémosle opinar, incluso que se equivoque y que ponga en evidencia su falta de gusto, no os podéis imaginar la de creatividad que pueden llegar a sacar de nosotros cuando se nos obliga a comernos el coco.



En conclusión, deberíamos tirar de humildad y dejar al artistilla soberbio que llevamos dentro de lado para hacer lo que realmente es nuestra creativa profesión: resolver problemas.

viernes, 29 de noviembre de 2013

ARTE vs DISEÑO GRÁFICO



Este tema siempre sale a relucir de una u otra forma en las conversaciones de los diseñadores. Parece que no tenga una solución y es que realmente pienso que no la tiene. Se trata de opiniones que siempre se apoyan en distintas definiciones que surgen de más opiniones y así eternamente.
Yo voy a dar la mía y seguro que más de uno pensará que estoy equivocado y otros me darán la razón, lo entiendo, es lo natural.
Para mi es tremendamente sencillo, depende del tratamiento tanto técnico como de concepto que se le de al diseño gráfico. Creo que el arte y el buen hacer del artista no son únicamente conceptos altruistas y desinteresados que solo buscan expresarse mediante ideas y materiales. De hecho, el artista también busca compensación económica en su obra, lo único que se supone que lo diferencia de otros trabajos, es que no provienen de encargos. Si, lógicamente si nadie te encarga un diseño para un fin, por ejemplo publicitario, no te pones a hacerlo. Entonces, ¿la Capilla Sixtina es diseño gráfico o un simple trabajo de decoración? No hay que olvidar que a Miguel Ángel no le gustó este "encargo" del Papa Julio II ya que pensaba que era sólo para satisfacer la necesidad de grandeza del Papa. En este caso tenemos dos infracciones para poder ser considera arte a la bóveda de la capilla: Es un encargo y además Miguel Ángel lo hizo bajo la supervisión del contratante, es decir, no hizo la obra primero y luego la puso a la venta a ver a que Papa le gustaba en una exposición.






Una de las artes más influyente posiblemente sea la arquitectura. No se me ocurre nada que necesite más de un encargo que la realización de cualquier edificio y aquí si que está absolutamente lleno de imposiciones dependiendo naturalmente del uso al que es destinada la obra. El arquitecto puede poner todo su ingenio y originalidad en hacer algo diferente y sorprendente pero un estadio de fútbol es un estadio de fútbol y una catedral es una catedral ya sea gótica o románica, cada cual tiene que cumplir unas funciones determinadas y gustarle a quien lo paga. Entonces tenemos que la catedral de Burgos no es una obra de arte, la encargó alguien y seguro que cobró por ello.

Vamos a mencionar otra obra de uno de los mejores artistas de la historia: Velázquez. ¿Quién puede dudar de que Velázquez era un artista? ¿Tiene más arte el cuadro de La Rendición de Breda que el retrato de Las Meninas? No olvidemos que Las Meninas es un encargo hecho a un señor que trabajaba como pintor oficiade la corte. Se podría decir que era un director de arte.

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¿Quién puede decir que Alfons Mucha es artista cuando pinta cuadros pero no lo es cuando hace un cartel? ¿Y Toulouse Lautrec?

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Por lo tanto, el hecho de que un diseñador gráfico haga su trabajo bajo encargo, no es esta la causa de que su obra sea o no arte. Se trata de que la obra sea creativa, tenga ingenio, personalidad, etc.

La conclusión a la que llego es que, ni son todos los cuadros y esculturas obras de arte por ser hechos en la intimidad del que los pinta, ni es arte todo el diseño gráfico. Así de simple.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Un mal día

Muchas tardes, al final del día y cuando el cerebro parece que ya no da para más, me quedo mirando a Chele, que es mi querida mascota con la que tantas horas comparto photoshop, indesign e illustrator en mi ordenador. Le miro en silencio con el sonido hipnótico del rítmico tic-tac  producido por un viejo reloj al que por cierto no consulto nunca, para eso ya está el polifacético móvil o el relojito del monitor y pienso si será buena idea seguir con esto del diseño o no. Chele me conoce profundamente, que para eso soy su padre y creador y me mira con cierta mueca de enfado, niega ligeramente con la cabeza y dirige sus saltones ojos hacia techo demostrando con este gesto lo harto que está de repetir lo mismo.
Le miro de reojo y no me atrevo a volver con la misma cantinela de siempre, pero yo lo pienso. Pienso que todo mi esfuerzo y experiencia de años es como si no sirvieran de nada, que posiblemente hubiese sido mucho mejor dedicarme a la electricidad o a la fontaneía que son profesiones en las que "clavas" al cliente y todo el mundo paga con infinita resignación sin cuestionarles nada.
Chele comienza a moverse por el escritorio con su torpe caminar, de esto el no tiene la culpa, la verdad es que lo diseñé con unas enormes patas muy graciosas pero poco prácticas y con las manos entrelazadas por detrás, silva una melodía inventada y sin mucho fuste como queriéndome decir algo sin palabras, algo como;

__Te estoy viendo pero paso de tu cara...
Me relajo sobre el respaldo de mi sillón y sigo su grotesco recorrido arqueando mi ceja izquierda sabiendo que Chele es consciente de que le miro y entonces le espeto, ­­__ ¡Qué coño te pasa!
­­— ¿A mi? —. Contesta sin inmutarse.
—Si, a ti. No te hagas el interesante conmigo que te conozco.
Chele me da la espalda mirando al suelo, apoyando su mano izquierda sobre el monitor, y la otra mano detrás. Un largo y tenso silencio. El tic-tac del reloj.
— ¿Y yo qué? —. Me dice.
— Qué de qué —. Le digo yo.
— ¿Yo no soy nada?
— Si, un muñecajo impertinente.
— Un muñecajo impertinente claro... —. Le tiembla la voz —. Un muñecajo que no hace más que recordarte todos los días la importancia de tus ideas y de como las transmites para el beneficio de tus clientes, un muñecajo que antes no era nada pero que gracias a tu lápiz, a tu plastilina y a tu ordenador me has dado vida y me has hecho el impertinente que te da ánimo cuando caes en tus tontas depresiones —. Se le entrecorta la voz, está muy emocionado y frunce el ceño. — ¡Vete un poquico a la mieeeerda —. Me reprocha merecidamente.
Chele se queda en la misma posición, sorbe sus mocos y no puede evitar que sus cálidas lágrimas corran por el amorfo e incierto rostro que le hice.
Con los codos apoyados sobre el escritorio y el rostro hundido entre la palma de mis manos, arqueo las cejas y resignado, resoplo. — No, si tienes razón Chele, pero es que hay días que son como una losa: pesada, fría, áspera, y me cuesta mucho entender a las personas que ven mi profesión como un entretenimiento y que tengo que dar mil explicaciones para poner precio a mi concienzudo trabajo.
Tiendo la palma de mi mano sobre la desordenada mesa de trabajo y Chele se acurruca entre mis dedos y sin decir nada se va durmiendo con la respiración entrecortada y con un gracioso hipo que convulsiona su grotesco cuerpecillo, va conciliando el sueño.
No me gusta verle enfadado, la verdad es que normalmente es un encanto, se endosa los patines y no para de patinar por toda la mesa: sobre la tabla de corte, sorteando todo lo que encuentra a su paso, tropezando torpemente con el teclado del ordenador. Me gusta que me acompañe en mi trabajo.

— ¡Qué haría sin mi pequeño amigo!




 Le gusta patinar sobre mi escritorio.

jueves, 25 de julio de 2013

DISEÑANDO MIERDA

No, no es otra de mis críticas al mal diseño que se realiza por ahí. en esta ocasión me refiero literalmente a diseñar mierdas.
El trabajo de un diseñador, sea del tipo que sea, es un misterio difícil de entender. La mayor parte de las veces, los diseños son previsibles ya que son encargos más o menos lógicos, que si un cartel, que si un tríptico publicitario, etc. Lo que ocurre a veces es que suelen surgir trabajos de difícil calificación. Según de lo que se trate, el diseñador almacena en su portafolio de trabajos realizados sus encargos. Pero ¿y si alguien te encarga que tengas en cuenta el color de la mierda para un determinado evento?.
La más que conocida boda real del príncipe Carlos y Lady Di, fue un acontecimiento a nivel mundial muy seguido a través de los medios y muy especialmente la retransmisión de dicho bodorrio en TV. Lógicamente, los ingleses no quisieron dejar nada al libre albedrío y pensaron absolutamente en todo. La boda tenía que tener un colorido en tonos pastel y se diseñó el vestuario y demás elementos con colores apastelados. Todo perfecto, se veía bien en pantalla y las imágenes fotográficas resultaban perfectas en este sentido hasta que...uno de los caballos decidió aliviarse y depositó un fantástico montón de estiércol según caminaba de un color marrón oscuro que rompió con todo el cromatismo conseguido hasta el momento adquiriendo un indeseable protagonismo, me refiero al portentoso moñigo, y esto hizo meditar a los diseñadores. Con tanto caballo en el séquito que acompañaba a la feliz pareja, el rastro del nauseabundo desecho quedaba bastante mal en cámara.
La solución fue decidir que había que diseñar el color de las heces de los equinos y que cagasen, con perdón, con un tono pastel más adecuado.
¿Como se hizo? Nada más sencillo, se alimentó a las bestias durante un par de meses con su comida habitual acompañadas de unas píldoras que conseguían que los pobres animales hiciesen sus necesidades como se esperaba de ellas.
En fin, no se si esto está bien o no, lo que si es cierto es que el resultado fue el esperado. Luego dirán que nuestra profesión es cortar y pegar. No me gustaría cortar ni pegar semejante pigmento.

  Siento no encontrar ninguna muestra de como quedó.



Ya me estoy imaginando la pantonera.

martes, 23 de julio de 2013

LAS TERRAZAS ESTÁN DE MODA


Vincent van Gogh. El genio del pelo rojo que supo plasmar en sus cuadros de paisajes bucólicos y campos soleados toda la fuerza del sol, la caricia del viento en los cereales y árboles y por supuesto, el ambiente nocturno de cielos estrellados en Arlés, lugar donde vivió y realizó muchas de sus grandes obras. Su cuadro "Café en Arlés" es una obra maestra en el que los colores de la noche y la luz artificial, hacen un mágico efecto que atrae al espectador  al disfrute del café tranquilo en compañía de vecinos que transitan sonámbulos por la calle.
Viendo este cuadro no dista mucho de las noches de verano en Albacete y sus terrazas. En Albacete y en toda España, que esto de las terrazas gusta a todo el mundo. Los toldos y cerramientos que ahora están a la orden del día por nuevas normativas para hacer más conciliable la convivencia entre fumadores y no fumadores, han hecho que el paisaje urbano vuelva a tiempos pasados que no dejan de tener su encanto.
Para la imagen gráfica de TOLTEC, empresa de toldos y cerramientos de Albacete, he utilizado este cuadro que le confiere gran fuerza y colorido, cosa muy necesaria en estos tiempos.
De repente se ha convertido en un papel importante el de los tolderos. En sus manos está que el aspecto de nuestras ciudades sea acogedor y humano.

 "Café Arlés"  Vincent Van Gogh.              El café Arlés en la actualidad. Con toldos de palillería.





sábado, 20 de julio de 2013

CORTAR Y PEGAR

Así es como ven nuestra profesión la mayoría de los empresarios.
No se si no conocen realmente lo que hacemos o es la imagen que quieren dar de nosotros para quitarle importancia a lo que hacemos y exigir precios insuficientes.
Ya he mencionado en otras ocasiones lo fácil que es acceder a los programas de diseño para cualquier persona, sea o no diseñador. Efectivamente, cualquier programa informático tiene esa peculiaridad, copias y pegas cualquier información, tanto textos como imágenes y en pocos segundos se siente uno poderoso. Lo importante no es cortar y pegar, en realidad lo que nos hace diseñadores es hacerlo con conocimiento y sobre todo con textos e imágenes que hemos CREADO nosotros, eso ya no lo hace cualquiera.
De todas formas, cuando el empresario o quién contrate los servicios de un diseñador es inteligente, enseguida se da cuenta de lo diferente que resulta una chapuza doméstica y un, ahora si, DISEÑO GRÁFICO. Es como cuando comes unas cigalillas arroceras y unas cigalas de primera, te cambia la vida. Perdón por el ejemplo pero es que es mi punto débil y tengo hambre.

Pues nada, señores empresarios, les recomiendo que se den el gusto de probar unas buenas cigalas y ya de paso, contraten a un diseñador los trabajos que le corresponden y verá que invertir en diseño es más barato que tirar el dinero en acciones mal realizadas, por poco que sea.


           


Tratando el mismo tema, parece notable la diferencia.