Estoy viviendo un momento realmente dulce. No es que me haya
comido una tarta, ni siquiera un pastel, es que he ganado uno de los concursos
que más ilusión me hacía. Se trata nada menos que del cartel de la Feria de
Albacete 2014.
Cuando uno se presenta a estas cosas, tiene que tener muy
clara la dificultad que entraña y que es realmente difícil conseguirlo.
Normalmente se presenta gente muy buena y que se ha dejado el alma realizando lo mejor posible el diseño de su propuesta.
Por esto precisamente es tan dulce la victoria, cuanto más complicado sea
conseguir el premio, y más gente se presente, más gratificante resulta.
Mi trabajo es como cualquiera, generalmente bonito ya que el
diseño gráfico lo es y aunque a veces resulta tedioso por las prisas o una apreciación
molesta de algún cliente.
Que de repente te empiecen a hacer entrevistas en los medios
informativos y tengas que acudir a diferente eventos, resulta abrumador a la
vez que agradable. Bienvenido sea todo esto, profesionalmente es muy importante
si sabes jugar tus cartas.
Chele, ya sabéis, es mi inseparable mascota que comparte
conmigo los momentos más duros y complicados. Cuando me ve en pleno proceso
creativo, le gusta tratar de intervenir en los diseños, no tiene ni idea pero
la verdad es que de vez en cuando aporta algo fresco. Todo va bien hasta que se
percata de que me voy a presentar a un concurso. Una especie de celo y de
envicia se apoderan de él y se pone de un tontorrón que no hay quién le
aguante.
Este cartel ha sufrido, como todos, muchos cambios y mejoras
desde la primera idea hasta el resultado final que conocéis. Muchas veces son
cosillas inapreciables y otras mucho más transcendentales. En este caso y por
tratarse de un cartel minimalista y sencillo, los cambios son igualmente sutiles.
Chele es un poco violento e inmaduro y hay veces en las que
se deja llevar por un instinto destructivo que si no fuese porque es un simple
muñeco, la verdad es que pondría de patitas en la calle a su amistad.
Cuando tenía el cartel terminado en photoshop y solo quedaba
generar el archivo de imprenta, abrí el documento y me encontré algo difícil de
asimilar. Chele es una mascota tanto material como digital y por lo tanto tiene
la capacidad de entrar en mi ordenador y en mis diseños de forma natural.
Cuando abrí el programa y luego el diseño apareció con las manos en la masa
este individuo impresentable haciendo un desaguisado de padre y muy señor mío
con todos los elementos de la composición, desde tipografías pasando por las horquillas y destrozándolo todo. Me dieron ganas de hacer una pelota de
plastilina con su cuerpo y lanzarla con fuerza contra la pared. Rápidamente fui
haciendo Ctrl Z hasta restablecer el destrozo y dejar la composición del cartel
totalmente restablecida y oculté la capa del maldito enano envidioso.
Estuve unos minutos mirando fijamente el monitor pensando en
que hacer con Chele. Desbloqueé la capa y sin dejarle reaccionar la eliminé del
diseño. Ya no podía confiar en el. Supongo que pasará el tiempo y que terminará
arrepentido arrastrándose como un gusano y me pedirá perdón o por lo menos eso
espero.