no hizo más que
entrar en el vagón y le vinieron a la memoria infinidad de días de metro en
Madrid, cuando usar este medio de transporte era algo imprescindible en su vida.
Los viajes desde Ciudad
Lineal a Moncloa se convirtieron en un buen motivo para leer, eran muchas horas
perdidas en un trayecto inevitable. Casi podría asegurar que los primeros
bocetos y cálculos de su máquina del tiempo
surgieron al son del hipnótico sonido de las traviesas. Las mismas situaciones,
las mismas caras de las personas que como zombis, repetían rutinariamente los
mismos gestos y los mismos movimientos. Ahora era en su ciudad, Albacete, quién
lo iba a decir, metro en Albacete.
Su inquietud y ansia de
conocer su nueva situación no tardó en sacarle de sus cavilaciones. Necesitaba
ver más cosas del mundo futuro, política, deportes, ¿Subiría por fin el Alba a
primera?
Cada una de las estaciones
que veía le parecía un milagro, Menéndez Pidal, San Pablo, era algo irreal y
que para más desconcierto, estaban llenas de enormes carteles de U2 anunciando
su próxima actuación en la plaza de toros. ¿Qué edad podrían tener ahora?
De pronto se percató de que
una chica al fondo del vagón, iba leyendo un periódico; sería cuestión de
acercarse y asomarse con sigilo por encima del hombro para ver alguna noticia
interesante. – Me voy a sentar con la del periódico a ver si leo como anda el mundo–.Y comenzó a andar
torpemente tambaleándose con el movimiento del tren.
Del libro: "URBE 39.00 N 1.520 O". Neoalbacete.