domingo, 18 de mayo de 2014

COLORES QUE MARCAN

Nací en Madrid porque hay que nacer en algún sitio y viví allí toda mi infancia y adolescencia hasta cumplir los 33. Todo este tiempo, forja una forma de entender la vida y da forma a tu modo de ver las cosas dependiendo de los acontecimientos que van grabando en tu personalidad las alegrías y las penas, lo bueno y lo malo y en definitiva, todo lo que te hace ser mejor o peor que los demás.
Fernando Mora, antigua calle del Gallo, esquina con la Vía Carpetana, antigua Avenida de las Ánimas, es donde viví todos esos años. La Vía Carpetana, nace justo en el Hospital Militar Gómez Ulla, junto al metro de Carabanchel y termina en el río Manzanares, lugar en el que se alza el imponente pero coqueto estadio Vicente Calderón.
La forma de llegar al Calderón desde Carabanchel y otros barrios del sur como Aluche y pueblos cercanos como Móstoles, Fuenlabrada, Leganés, etc. es recorriendo la Vía Carpetana pasando a mitad de recorrido por mi casa y por la Ermita del Santo, la de San Isidro que es el patrón de esta ciudad.
Testigo de infinidad de fines de semana en los que el Atlético jugaba en casa sus partidos le liga, cuando la hinchada rojiblanca  desfilaba en sus seat 124, los renault 8, y poco más ya que entonces habían muy pocas marcas y contados modelos de coche, ondeando sus banderas bicolor y haciéndose notar tocando insistentemente el claxon con gritos de "aúpa atleti".
Los bares eran testigos de infinitas discusiones entre seguidores del Madrid y del Atlético bajo las dos fotos de la alineación de ambos equipos que de forma diplomática colgaban los dueños de lo bares para que ningún aficionado se sintiera mal y decidiera marcharse la bar de al lado a tomarse su sol y sombra  y encender su Farias unos momentos antes del partido.
En mi mente se fueron marcando esos colores rojo y blando en forma de rayas. No se, eran más simpáticos y menos estirados que los del Real, siempre se decía que era el equipo del obrero. Posiblemente sentía empatía por el más débil.
No soy aficionado al denominado deporte rey, de hecho, no entiendo prácticamente nada de fútbol, pero siento una gran afinidad a esos colores y  su espíritu y eso que no faltó empeño por parte de mi tío Rodolfo en hacerme hincha del equipo, algún año me hizo socio de esa santa casa y pude ver más de un partido con Gárate, Ufarte, Luis, Rodri y yo que se cuantos jugadores que han hecho historia en este equipo.
Cada triunfo del equipo, se saboreaba de una forma muy especial entre los aficionados, si es cierto que se sufre mucho siendo del Atlético, pero también es cierto que tienen un gran palmarés en sus vitrinas y aunque de forma muy espaciada en el tiempo, van cayendo para regocijo de Neptuno que de vez en cuando se une a la celebración.
Posiblemente sea esta una forma un tanto rebuscada de meter en este blog dedicado al diseño el triunfo del Atlético de Madrid pero realmente, el poder de los colores y de los escudos, que no dejan de ser logotipos, es muy fuerte y como cualquier diseño gráfico y acción de branding, socava en nuestra mente hasta hacerlo parte de nosotros.
Hoy recuerdo a mi hermano Ramiro. Era un aficionado incondicional de su Atlético. Vivió esos colores como el que más y me gustaría pensar que de alguna manera sigue sintiéndolos.