sábado, 30 de noviembre de 2013

SOBERBIO DISEÑADOR vs DISEÑADOR CON SOBERBIA




Bueno amigos, al hilo del comentario anterior, el de ARTE vs DISEÑO GRÁFICO, creo que ha quedado clara cual es mi opinión al respecto.

Cuando un diseñador puede expresarse de una forma creativa en un encargo, es conveniente tener en cuenta que lo que vamos a hacer, aunque sea creativo y con nuestro toque personal de artista, va dirigido o intenta representar a una persona o empresa en concreto. Tenemos que poner toda nuestra creatividad e ingenio al servicio de alguien que confía en nuestro trabajo creativo y él nos debemos.

En el mundo de la decoración ocurre exactamente lo mismo que en el del diseño gráfico, cuando se recibe un encargo como por ejemplo la decoración de la central franquiciadora de una marca, tenemos que pensar creativamente en la mejor solución para un determinado producto o servicio y siempre pensando en la rentabilidad de de la decoración e imagen para la empresa. Tenemos que hacer un ejercicio de empatía para que tanto el cliente como el público objetivo se sientan a gusto con el resultado.

Yo se, porque a mí me pasa, que molesta mucho cuando alguien le pone algún pero a nuestro trabajo y nos duele profundamente una observación negativa de lo que hacemos y no lo tomamos como algo constructivo.

Imaginemos que le encargamos a un decorador la decoración de nuestra casa. Confiamos en un profesional concreto por su reputación creativa. El decorador realiza su trabajo muy a su gusto y con una exquisita terminación en la que ha tenido en cuenta hasta el mínimo detalle, incluidos los adornos y complementos de objetos que dejan mucho de su personalidad.

A la entrega del trabajo, nos encontramos en un sitio idílico muy bien decorado pero con una ausencia total de nosotros, de nuestros gustos, de las figuras u objetos que adquirimos en un viaje concreto en una determinada época que nos marcó y en definitiva, ausencia de hogar. El decorador es bueno, ha plasmado mucho de él pero sin pensar en ti. Al entrar en mi casa, se tendría que notar que en ella vivo yo y no mi decorador.

         
             Decoracíón de interiores en mi opinión preciosas pero impersonales.


No pasa nada por preocuparse del cliente, en realidad, eso es lo difícil y realmente creativo, adaptarse a mil materiales, estilos y tendencias, eso nos hace ser más grandes y competitivos. ¿No os parece que hacer siempre lo mismo en realidad no es estilo? ¿No podría ser que realmente no sabemos hacer otra cosa?

Escuchemos las sugerencias del cliente. Por supuesto que no tiene por qué saber nada de diseño, pero tengamos en cuenta su conocimiento del producto y dejémosle opinar, incluso que se equivoque y que ponga en evidencia su falta de gusto, no os podéis imaginar la de creatividad que pueden llegar a sacar de nosotros cuando se nos obliga a comernos el coco.



En conclusión, deberíamos tirar de humildad y dejar al artistilla soberbio que llevamos dentro de lado para hacer lo que realmente es nuestra creativa profesión: resolver problemas.

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